Sección clase obrera de diciembre 2017.
Dos grupos de trabajadoras: Auxiliares de aseo y un Sindicato de operarias de bodega y vendedoras de cosméticos. Sus funciones son muy distintas, pero las une un mismo objetivo: organizarse como trabajadoras, vencer el temor, hacerse escuchar, luchar por sus derechos, por lo justo.
En un primer encuentro, realizado en el casino de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, se reunieron las Auxiliares de Aseo de esta facultad  junto con el Sindicato Único de Cela Cosméticos.  Ambas organizaciones son principalmente de mujeres, aunque también hay algunos hombres. Y a través de este encuentro clasista, buscan fortalecerse, aprender mutuamente e intercambiar experiencias para conquistar sus derechos.
Auxiliares de aseo, la gesta de una organización para luchar
Las auxiliares de aseo de Derecho se encuentran afiliadas a la Fenafuch,  organización que agrupa a todos los funcionarios de la Universidad de Chile. Hasta hace algunos años, los auxiliares de aseo de la facultad de Derecho eran subcontratados, es decir “externos”, pero actualmente son empleados directamente por la Universidad. Este cambio debería significar un avance en sus derechos, pero aún quedan muchos derechos por conquistar, ya que todos los auxiliares están a contrata. Es decir,
pasaron a engrosar la masa de trabajadores del sector público que se encuentra contratado sólo por un año y que a fin de cada año espera con incertidumbre a ver si se va a renovar o no su contrato por un año más.
Poco a poco han tomado conciencia de sus demandas específicas como auxiliares, demandas que hasta ahora no han sido prioritarias para la Fenafuch. Fue precisamente hace unos meses, en el contexto de la toma de los estudiantes de la facultad de Derecho, lo que permitió dar un impulso adicional y dar un paso más en su organización.
Uno de los trabajadores nos cuenta que “yo fui uno de los que empezó a correr la voz, diciendo que no po’, que teníamos que defendernos, que teníamos que organizarnos  y si nos juntamos varios nos podría resultar. Muchas dijeron que no, que tenían miedo, y yo les insistía que sí, y la única que se me unió fue la compañera (señala a otra trabajadora). Entonces entre los dos nos dimos la fuerza y el ánimo, y empezamos a conversar con las compañeras  y ahí empezaron a unirse, empezaron de todos lados a llegar. Y al final ya somos 23 personas, y solamente 5  están en contra de nosotros”.
Esas 5 personas son las protegidas de la asistente del jefe, su supervisora llamada Glinis. Ella es la que se encarga de explotarlos, hostigarlos, haciendo el trabajo sucio del patrón. Por eso quieren que se vaya, “porque la supervisora tiene un clan de su grupo, ellos tienen privilegios, permiso para salir en cualquier momento, no se dedican a trabajar”, nos relatan.
Trabajadoras del Sindicato Cela, reorganizándose para defender el sindicato
Por su parte las trabajadoras del Sindicato Cela, crearon su Sindicato el año 2016 y recientemente tuvieron su primera negociación colectiva, con una huelga que duró 40 días. En la huelga ellas mostraron heroicamente su disposición a luchar contra una empresa que tiene ganancias multimillonarias, y que vende cosméticos de lujo (ver edición 62 de EP). Sin embargo, con posterioridad a la huelga han debido resistir los golpes que intenta dar el patrón.
Tan solo en un par de meses, ya han despedido a 9 trabajadoras del Sindicato por “necesidades de la empresa”, sin embargo se siguen contratando vendedoras externas para remplazar a las despedidas.
Pero pese a la adversidad, las dirigentes del Sindicato Cela no han perdido la motivación y trabajan duramente para levantar el Sindicato.  Esto deben realizarlo superando todos los problemas que tienen como mujeres trabajadoras, que sufren la doble explotación. Es decir, además de ser explotadas en la empresa, su condición de mujer hace que sean oprimidas también en la casa, haciéndose cargo de las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, que recae 100% en ellas.
Esto se ve claramente en el Sindicato Cela en donde su presidenta Nathaly Tobar, asiste a todas las reuniones (incluyendo el encuentro con las Auxiliares de Aseo) cargando a su guagüita de 3 meses, que nació durante la primera semana de la Huelga del Sindicato.
Diferentes funciones, un mismo camino
Tanto las auxiliares de aseo como el Sindicato Cela contaron sus experiencias durante el encuentro, respecto a cómo luchar contra los jefes odiosos, que son la cara del patrón en el puesto de trabajo. En el caso de las auxiliares, Glinis es el personaje que se encarga de hacer la vida imposible a  los trabajadores, generando división entre ellos, “la manzana podrida” como la llaman las auxiliares. Por su parte, en Cela Cosméticos, Paola Pezoa se encarga de hacer este trabajo sucio, representante de la empresa que busca dividirlas, urdiendo intrigas entre las trabajadoras, echando a correr falsos rumores, entregando información falsa, pero siempre con una gran y cínica sonrisa.
Además, en la escuela de Derecho,  al igual que en Cela Cosméticos, el patrón obliga a los trabajadores a marcar la hora de ingreso después de haberse cambiado de ropa, lo que en la práctica implica para ellos tener que llegar más temprano a su lugar de trabajo e irse más tarde. Esto, que también aplica la empresa Cela, ha sido combatido por el Sindicato Cela Único y es una lucha diaria por el respeto de la jornada de trabajo pactada.
Unidad de la clase obrera
Así se va tejiendo la unidad de la clase obrera, que poco a poco va construyéndose desde lo más pequeño: lograr organizarse, conocerse, perder el miedo y sacar la voz. Asimismo, en estos encuentros se transforma en realidad la lucha por la emancipación de la mujer, ya que es en la organización -y no al margen de ella- donde se rompen las barreras del patriarcado y la doble opresión femenina.
Saludamos el encuentro entre mujeres proletarias, que junto a los trabajadores y como clase se organizan desde lo más pequeño en perspectiva de la batalla más grande, la cual es la transformación de la sociedad completa en una sociedad sin ricos ni pobres, como nos enseñó Luis Emilio Recabarren.